Monday, August 22, 2011

El totalitarismo no sabe perder

El totalitarismo no sabe perder
Monday, August 22, 2011 | Por Orlando Freire Santana

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Para un gobernante demócrata,
una derrota electoral es vista como una consecuencia del pacto
institucional, en el que se contempla la alternancia en el poder según
sea la preferencia de los votantes. Además, sus oponentes nunca serán
traidores o representantes de una potencia extranjera. Son, simplemente,
políticos con otras concepciones ideológicas.

Para los no demócratas, en cambio, una victoria electoral de un
adversario es asociada frecuentemente con el fraude, la manipulación u
otras irregularidades. No conciben que la población se resista a la
demagogia de un discurso populista o revolucionario. También acostumbran
fabricar un enemigo externo, y al oponerse a él, solicitan legitimidad
para un discurso que presume devenir el salvador de la nación.

Notorio fue el trauma que ocasionó entre las fuerzas de izquierda la
derrota sandinista en Nicaragua en las elecciones de 1990 frente a la
candidata opositora Violeta Chamorro. Los comandantes de Managua, que
tal vez pensaban seguir los pasos de sus mentores cubanos, comprendieron
con amargura que nada está decidido cuando se acude a una elección
verdadera, y no a un remedo comicial como siempre han hecho los
comunistas de nuestra isla.

Traje a colación lo anterior a raíz de una entrevista que el periodista
venezolano José Vicente Rangel le hiciera al presidente Hugo Chávez, y
que transmitiera hace poco la televisión cubana. Al preguntársele acerca
de qué pasaría si la oposición gana las elecciones del próximo año 2012,
la respuesta de Chávez fue categórica: "No, de ninguna manera, eso no
puede ser. Jamás ha pasado por mi mente que los revolucionarios
venezolanos perdamos una elección". Ante un punto de vista semejante, y
expresado nada menos que por el jefe de Estado, es lógico que las
fuerzas democráticas venezolanas sientan preocupación por el futuro del
país. Porque, de tamaña intolerancia al desencadenamiento de una guerra
civil, no habría más que un paso.

No se precisa ser muy perspicaz para imaginar que la respuesta de Chávez
estaría también vinculada con una de las características que ya
apuntamos. Es decir, que para el adalid del socialismo del siglo XXI,
las próximas elecciones en Venezuela no serán entre el gobierno y la
oposición, sino entre la Revolución Bolivariana y el imperialismo
yanqui, el cual contaría con el apoyo de la traidora burguesía nativa.

El totalitarismo no sabe perder
Orlando Freire Santana

FRASE: Notorio fue el trauma que ocasionó entre las fuerzas de izquierda
la derrota sandinista en Nicaragua en las elecciones de 1990 frente a
Violeta Chamorro

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Para un gobernante demócrata,
una derrota electoral es vista como una consecuencia del pacto
institucional, en el que se contempla la alternancia en el poder según
sea la preferencia de los votantes. Además, sus oponentes nunca serán
traidores o representantes de una potencia extranjera. Son, simplemente,
políticos con otras concepciones ideológicas.

Para los no demócratas, en cambio, una victoria electoral de un
adversario es asociada frecuentemente con el fraude, la manipulación u
otras irregularidades. No conciben que la población se resista a la
demagogia de un discurso populista o revolucionario. También acostumbran
fabricar un enemigo externo, y al oponerse a él, solicitan legitimidad
para un discurso que presume devenir el salvador de la nación.

Notorio fue el trauma que ocasionó entre las fuerzas de izquierda la
derrota sandinista en Nicaragua en las elecciones de 1990 frente a la
candidata opositora Violeta Chamorro. Los comandantes de Managua, que
tal vez pensaban seguir los pasos de sus mentores cubanos, comprendieron
con amargura que nada está decidido cuando se acude a una elección
verdadera, y no a un remedo comicial como siempre han hecho los
comunistas de nuestra isla.

Traje a colación lo anterior a raíz de una entrevista que el periodista
venezolano José Vicente Rangel le hiciera al presidente Hugo Chávez, y
que transmitiera hace poco la televisión cubana. Al preguntársele acerca
de qué pasaría si la oposición gana las elecciones del próximo año 2012,
la respuesta de Chávez fue categórica: "No, de ninguna manera, eso no
puede ser. Jamás ha pasado por mi mente que los revolucionarios
venezolanos perdamos una elección". Ante un punto de vista semejante, y
expresado nada menos que por el jefe de Estado, es lógico que las
fuerzas democráticas venezolanas sientan preocupación por el futuro del
país. Porque, de tamaña intolerancia al desencadenamiento de una guerra
civil, no habría más que un paso.

No se precisa ser muy perspicaz para imaginar que la respuesta de Chávez
estaría también vinculada con una de las características que ya
apuntamos. Es decir, que para el adalid del socialismo del siglo XXI,
las próximas elecciones en Venezuela no serán entre el gobierno y la
oposición, sino entre la Revolución Bolivariana y el imperialismo
yanqui, el cual contaría con el apoyo de la traidora burguesía nativa.

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